Nunca perdí contra River

Artura, volante de Desamparados, dice que sueña con hacerle un gol y ganarle como hacía en las Inferiores de Boca. 

A los 14 años Jonathan Artura tuvo que escoger entre River y Boca, y eligió irse para el lado de la Ribera. “A esas edad jugaba en Talleres y me tocó estar en la Copa Nike. Ahí me vieron y me llamaron de los dos, pero preferí Boca porque era le época donde ganaba todo”, cuenta el enganche de Sportivo Desamparados, que será titular el sábado. 

La historia de Artura con River tuvo más capítulos: “En las Inferiores nunca perdí con ellos, y espero seguir con esta racha el sábado. Sueño con hacer un gol y volverle a ganar a River”, avisa el cordobés de 24 años. Artura vivió seis años en las menores xeneizes y los colores se le tatuaron en el corazón. Es lógico entonces que los partidos que más recuerda sean los clásicos. Cuenta que tiene en su memoria a todos los que jugó pero a uno le guarda un lugar muy especial. En el 2005, la categoría 87 jugaba en Casa Amarilla, el Pipita Higuaín y Lucas Viatri habían marcado para cada lado, el juego se moría y él tuvo la oportunidad de hacer el gol de su vida, el del triunfo, llegando a pura gambeta hasta el área rival. “Ese día nos cansamos de festejar. Y cada vez que jugábamos, había mucha pica. Pero nosotros siempre fuimos superiores en todo”, relata.

-¿Qué sabor tiene volverlo a enfrentar en la BN? 

-Tiene un sabor especial porque para mí siempre existió eso de querer ganarles como sea. Si bien sabemos que hay que tener respeto por lo que significa River, estamos confiados y sabemos que podemos traernos algo. La clave va a estar en sacar el potrero que tenemos adentro, porque eso ayuda y mucho. Ser atrevidos para poder ser superiores.

-¿Cómo se juega un partido así? 

-Hay que ser ordenados y faltarles el respeto. Si uno se cuida demasiado con un equipo como River, puede comerse una goleada y no queremos que ellos se luzcan. Tenemos un plus: venimos peleando desde abajo. Eso nos tiene que dar una motivación extra.
Artura comenta que en Boca se hizo hombre gracias a los tres años que vivió en la pensión, y futbolistas porque compartió prácticas “con grandes como Riquelme y Palermo”. La vida lo llevó hasta San Juan. Y otra vez se cruzará contra River, un viejo conocido al que sueña con volver a derrotar