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martes, 7 de septiembre de 2010

El otro Guirado

24 años, 17 de ellos forjados con los colores de Sportivo Desamparados. De aquel inicio en 1993 cuando de la mano de su papá, Lito, Miguel Guirado se metía en la escuelita puyutana pasó mucho hasta llegar al minuto 41 del segundo tiempo del partido del domingo en Río Cuarto contra Estudiantes cuando el Toti empezó a escribir su propia historia en Desamparados. Metió ese cabezazo preciso, certero, medido, para dejar sin chances a Mancinelli y decretar el final de la mufa de no poder ganar en Río Cuarto. Hoy, lo revive como si fuera la película de su vida. No es para menos. Desde que debutó en el Argentino A en 2007 con Magistretti como técnico, Miguel Guirado -el menor del clan que tiene a Emanuel como gran figura- esperaba su chance. Lo ponían de a ratitos y siempre se quedaba con las ganas. Llegó Tempesta, lo habló mucho, le marcó cosas y hoy se siente valorado. Claro, quiere más pero por ahora disfruta su momento.

"Es mi segundo gol en el Argentino A. En 2009, ya clasificados, fuimos a jugar a Racing de Córdoba y perdimos 2-1. Ese fue mi primer gol en la categoría pero el del domingo ante Estudiantes es más que especial. Sirvió para ganar, para cortar esa racha amarga en Río Cuarto y para dejar a Desamparados arriba. Más, no se puede pedir, no?" bromeó el Toti, fiel a ese estilo desfachatado que mantiene dentro y fuera de la cancha.

El recuerdo del gol lo tiene intacto: "Nos tenían contra las cuerdas. Se habían adelantado, nos presionaban mal pero salió esa contra, la manejaron rápido y muy bien. Me quedó la pelota de frente y solo, así que medí el cabezazo y lo festejé con todas las ganas".

Pero el gol y el triunfo ya pasó. Para el Toti todo es futuro: "Sé que tengo que aprovechar los minutos que me den en cancha. Ese es mi objetivo. En otros planteles se daba que había muchos jugadores y había pocas posibilidades. Ahora cambió y quiero aprovechar. Tempesta me pone de doble cinco y trato de acomodarme a recuperar. Me cuesta pero le pongo todo".

Con 18 años debutó en la primera local de la mano de Roberto Vega y ante Peñarol. En su segundo partido le convirtió a Rivadavia en cancha de Marquesado. Ahora, se hace su espacio en el Argentino A y con un gol clave que alegró a toda su familia: "Emanuel estaba en San Juan y me felicitó. Siempre me aconseja porque viene de una categoría superior. Y mi viejo, ni hablar. El me enseñó todo y siempre esperó que jugara y además hiciera goles. Si alguien se lo merece, es él. Yo, feliz de la vida sabiendo que recién empiezo y que tengo demasiado para aprender todavía".

Miguel Guirado: "Tempesta me pide que marque, algo que no hacía. Me enseñó mucho y eso me hará un jugador más completo para el futuro".

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