El día, el momento más glorioso y emocionante, en toda la vida de un club que hacía rato que venía luchando por eso. Por llegar. Por ganarse un lugarcito, en la segunda categoría del fútbol argentino. Antes, no tanto tiempo como para no evocar ese especial instante, estuvo ahí de pegar el gran salto. Le cortaron las alas de la ilusión en los escritorios. Ahora, en pleno otoño, alcanzó la primavera. La estación futbolera que sueñan muchos y alcanzan unos pocos. Fue contra los tucumanos. Un club, hay que decirlo, que tuvo el cuarto de gloria que no tuvo nunca Sportivo. Como es haber jugado en la A, frente a esos equipos que los hinchas de cualquier club del interior del país, ven en la pantalla chica. En su casa, a estadio lleno, no podía fallar. Y no falló. Le faltaron goles, le sobró coraje, voluntad, garra, corazón.Todos esos atributos que también sirven y alcanzan para ganar partidos bravos. Aunque sea por la minína diferencia (como pasó bajo el solsanjuanino). En la revancha, en cancha ajena, fue empate. Pero estaban esos 4 puntitos que valían oro, para sacar pasaje el Nacional B. Ahí está. Ahí llegó Sportivo después de un largo peregrinar por canchas de mapa de Argentina. Fue el final de un largo proceso y el vía libre de otra etapa. Anoche, metió los primeros 90 minutos en una división -lo dicen todos- más que pareja. Hay cuadros curtidos en ese categoría. Están los que sueñan -y tienen motivos de peso- para seguir escalando. Los que luchan por seguir sin pena ni gloria. Está, ahora, Sportivo. Un club sanjuanino que llegó y quiere seguir. Empezó anoche, que así sea.
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