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martes, 28 de junio de 2011

La vuelta al Serpentario

En Tucumán fue a medias. Sin gente en las tribunas. Con muy poca luz. 838 kilómetros separaron La Ciudadela de Puyuta. Hubo que esperar un día, pero valió la penal y ya todo cambió. La vuelta olímpica en casa, con su gente, siendo ovacionados, y para sentir en conjunto lo mismo que el hincha se dio. Minutos antes de las 21, el plantel se asomó por la esquina de la cancha, el portón se abrió y pisaron su suelo. El que los acunó toda la temporada, donde se formó y forjó este equipo. Detrás los hinchas, los que no pidieron ir a Tucumán. Y así, el clásico giro en su estadio empezó con 6.000 hinchas distribuidos por todos lados. Mauricio Del Cero, Hernán Lamberti, Diego Aguiar y Augusto Alvarez fueron quienes encabezaron el grupo. Las caras de asombro, que el día anterior fue los hinchas cuando asistieron al mismo lugar a festejar, se trasladó a los jugadores. “No lo puedo creer, nunca imaginé que nos recibieran así. Esto es único”, reflexionó Aguiar mientras el público los abrazaba y les agradecía por el logro.

Banderas, vinchas, los bombos y el verde eran síntoma de fiesta, la que vivieron en conjunto ambas partes. Porque el domingo festejaron por separado y anoche se unieron en la real fiesta de Sportivo. Mientras que con la misma euforia de los jugadores, Miguel Jofré se reencontraba en la cancha con aquellos que se debieron conformar con ver el ascenso por televisión. “Se nos dio”, era lo que repetía el presidente con lágrimas en sus ojos, quizá uno de los más emocionados.

Fue media vuelta a la cancha, luego al vestuario, para volver con todo, con la misma fuerza que lograron el ascenso, pero con el plus de saber que el objetivo estaba hecho, entonces el giro fue entero y la vuelta revolucionó al Serpentario. 

Luquitas no se lo perdio
El domingo a la noche Emanuel Guirado, ex arquero de Desamparados fue a festejar a la cancha. Ayer, otro de los símbolos que surgieron de Sportivo fue a recibir a los ascendidos. Lucas Ceballos, hoy en Godoy Cruz de Mendoza, volvió a Puyuta para vivir un momento que no se le pudo dar en su paso por el club.
Sin embargo en la sangre de los Ceballos este ascenso está marcado, porque su hermano mayor Santiago logró concretar el objetivo. "Tengo a mi hermano y a mis amigos en el club y no podía dejar de venir", confesó Lucas.
Luego dio su visión del logro: "En los momentos difíciles el equipo salió adelante, porque hubo muchos viajes y superaron todo. Por eso son justos merecedores del ascenso", agregó el defensor.
Sin embargo la nostalgia y el recuerdo lo embargó: "Tengo una envidia sana, lo viví desde afuera, pero espero volver a este club algún día".


Fuente: Diario de Cuyo

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