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sábado, 25 de junio de 2011

La receta puyutana es una

Para ver cómo y a qué juega este Sportivo Desamparados cuando sale de San Juan, lo mejor será dividir su rendimiento entre Fase Clasificatoria y play offs de esta temporada. Y claro, viendo lo que le espera mañana en Tucumán, es interesante meterse en los duelos directos que protagonizó en este tramo final hasta llegar a la Promoción para ver cómo y con qué tendrá que jugar para lograr el objetivo. Hasta hoy, Sportivo jugó 4 eliminatorias directas y como visitante, solamente perdió en Douglas Haig en Pergamino 2-3, mientras que ganó en Salta ante Central Norte 1-0 y empató dos veces: 1-1 en Mar del Plata y 0-0 en San Francisco. En ese trajín, sacó 5 de 12 puntos posibles, mejorando ostensiblemente su marca en la Fase Clasificatoria y Nonagonal donde afuera de San Juan perdió muchos puntos, teniendo un 30% de efectividad en sus últimas 10 salidas. Enfrente y viendo los números, este San Martín de Tucumán perdió el potencial como local que tanto lo marcó en la categoría, tanto que en sus últimos 5 partidos en La Ciudadela, ganó 2 y perdió los 3 restantes, sin haber empatado nunca en los 10 últimos partidos que jugó como local. Poniendo cara a cara el poderío local y la resistencia visitante, uno se puede meter entonces en el planteo que Sportivo tendrá que ejecutar para sostener ese 1-0 que hoy por hoy lo tiene en la B Nacional.

La receta es sencilla. Sus ingredientes no son de otro planeta y pasan por la concentración, por la aplicación y por la capacidad de sacrificio para no entregarse nunca. Eso lo condimentan pero los pilares del modelo puyutano se asientan desde lo táctico en las dos líneas de cuatro que se mueven más que aceitadamente para cortar circuitos en el rival y achicar espacios.

El primer defensor de Desamparados es el arquero Diego Aguiar. Sobrio, seguro. Bien en el juego aéreo, rápido con los pies.

Resuelve sin muchas complicaciones y eso ayuda a todos. En la primera línea de cuatro está el soporte sustancial para defender mano a mano y sistemáticamente. Los dos marcadores centrales son clave. Barth y Beratz demostraron coordinación, oficio y personalidad para cortar lo que sea, por arriba o por abajo. Los dos laterales, Del Cero y Díaz, están más aptos para el retroceso defensivo que para la escalada en ofensiva, actuando siempre como visitantes. El capitán tiene gran juego aéreo y el Coneja hace de su capacidad aeróbica su punto fuerte para la marca permanente. Tácticamente, uno de los dos sube alternadamente cuando existen chances de atacar colectivamente.

La segunda línea de cuatro es la que desequilibra en los partidos, primero defendiendo y luego atacando. La posición de Hernán Lamberti es sustancial porque se mueve de adelante para atrás, recostándose entre los dos marcadores centrales para cortar y anular el primer volante rival. Lo hizo con Juan Francia en San Francisco y lo mostró también ante San Martín presionando a Oviedo. A sus costados. El movimiento de Gerardo Corvalán y de Augusto Alvarez es más que trascendental porque los dos no juegan verticalmente y para arriba, sino que se mueven diagonalmente y cerrándose hacia atrás. Ellos son el equilibrio. Y claro, el desequilibrio y la impronta tienen nombre y apellido en Matías Garrido que flota entre las tres posiciones del mediocampo hasta soltarse como mediapunta. Lo que resta es el engranaje ofensivo que encarnan Pérez y Reinoso, dos jugadores de muchísimo sacrificio, que de visitante, duplican su desgaste siendo los primeros en la tarea defensiva. 

Fuente: Diario de Cuyo

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