Siempre es bueno tener un auxilio a mano. Hay momentos en los cuales se necesita de un remolque que te lleve a destino. Desamparados lo tiene y es un jugador completo: Hernán Lamberti. El jugador nacido en Castelar, provincia de Buenos Aires se ha convertido en una pieza imprescindible para esta versión del Puyutano. Es que cada intervención del volante es un acierto. Ayer frente a un rival de una categoría superior se hizo valer y se impuso en su ley.
Frente a frente estuvo en reiteredadas oportunidades con el Uruguayo Pereyra. Uno que se la banca y que hace de su prominente físico una máquina de derribar rivales. Precisamente antes de los 15 minutos de partido ya se habían encontrado en la mitad de cancha. En el primera se topetaron y el moreno uruguayo dejó la suela de su botín derecho en el pierna de Lamberti. En la segunda le dejó marcados los tapones nike en la espalda del mediocampista. Lejos de achicarse Lamberti siguió marcando el rumbo de su equipo. Desde sus pies nació el tiro libre de esquina que terminó en el gol de Beratz.
Para el segundo tiempo, sus figura de agigantó en virtud de que Gerardo Corvalán ya no lo apoyó tanto en la marca porque debió retrazarse y entonces Lamberti debió arreglarselas como podía. Y corrió a la derecha. Cerró a la izquierda y también hizo los relevos de manera correcta. Su trabajo es silencioso, en la mayoría de las veces no se disitingue por sobre el resto. Pero su trabajo es uno de los más importantes para conseguir el objetivo.
Desde el partido con Douglas que hizo una promesa de no cortarse la barba. No es por cábala, tampoco le hace falta, porque en lo único que piensa es dejar hasta la última gota de transpiración en el campo de juego. Con eso, sabe que que alcanza para contagiar a sus compañeros y quizás para amedrentar al rival. Ese es Hernán Lamberti, un todo terreno que se carga el equipo al hombro y lo lleva como remolque para el ascenso.
Frente a frente estuvo en reiteredadas oportunidades con el Uruguayo Pereyra. Uno que se la banca y que hace de su prominente físico una máquina de derribar rivales. Precisamente antes de los 15 minutos de partido ya se habían encontrado en la mitad de cancha. En el primera se topetaron y el moreno uruguayo dejó la suela de su botín derecho en el pierna de Lamberti. En la segunda le dejó marcados los tapones nike en la espalda del mediocampista. Lejos de achicarse Lamberti siguió marcando el rumbo de su equipo. Desde sus pies nació el tiro libre de esquina que terminó en el gol de Beratz.
Para el segundo tiempo, sus figura de agigantó en virtud de que Gerardo Corvalán ya no lo apoyó tanto en la marca porque debió retrazarse y entonces Lamberti debió arreglarselas como podía. Y corrió a la derecha. Cerró a la izquierda y también hizo los relevos de manera correcta. Su trabajo es silencioso, en la mayoría de las veces no se disitingue por sobre el resto. Pero su trabajo es uno de los más importantes para conseguir el objetivo.
Desde el partido con Douglas que hizo una promesa de no cortarse la barba. No es por cábala, tampoco le hace falta, porque en lo único que piensa es dejar hasta la última gota de transpiración en el campo de juego. Con eso, sabe que que alcanza para contagiar a sus compañeros y quizás para amedrentar al rival. Ese es Hernán Lamberti, un todo terreno que se carga el equipo al hombro y lo lleva como remolque para el ascenso.
Fuente: Diario de Cuyo
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